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Entrevista a Armando Moya, Alcalde de Salar

Salar es una localidad de la provincia de Granada que cuenta con unos 2.600 habitantes y una larga historia. Salar cuenta con un gran patrimonio histórico: «La villa romana de Salar», una villa romana que data de los siglos. I al VI d.C. que impulsa y dinamiza la vida en todo el entorno.

Desde hace ya varios años, Salar, a través de la actual corporación municipal viene desarrollando una estrategia de ahorro, eficiencia y sostenibilidad, impulsando acciones de mejora energética y transformación que tiene como fruto la puesta en marcha de una pionera iniciativa que integra participación ciudadana, energías renovables, digitalización y empoderamiento.

Hoy contamos con la presencia de su Alcalde, Armando Moya, impulsor de la Comunidad Ciudadana de Energía SALAR ENERGÍA, para hablar sobre esta comunidad energética y su objetivo de potenciar el autoconsumo eléctrico, reducir la factura eléctrica y descarbonizar el municipio, además de con ello contribuir al empoderamiento energético de l@s vecin@s, comercios y empresas de Salar.

Para poder conocer y comprender todo lo concerniente a esta iniciativa, el próximo jueves 14 de julio tendrá lugar una primera jornada informativa en el Salón de Usos Escénicos de Salar a las 19:30h  y contará con la presencia de expertos en comunidades energéticas.

-Buenos días Armando, cuéntanos, ¿qué puede suponer para el municipio de Salar la puesta en marcha de una comunidad energética?

Para Salar es un avance muy importante. Contar con esta comunidad energética que nos permita gestionar nuestra energía, colaborar con la eficiencia energética, con la reducción de la huella de carbono… todo lo que esté relacionado con el medioambiente, supone por una parte, cuidar de nuestro planeta, que sólo tenemos uno, y por otra, esa gestión de la energía supone un ahorro para l@s vecin@s  de Salar.

-¿Cómo está afectando la actual crisis económica a las familias y empresas de la localidad?

Como a todo el país, Europa y prácticamente el resto del mundo. Está afectando bastante, porque ese aumento de precio, en familias de Salar -que la mayoría viven de la agricultura y se trata de rentas pequeñas-, resulta muy difícil. Por otro lado, a las empresas, que son sobre todo pymes, empresas muy pequeñas de uno a tres trabajadores, les está afectando mucho el aumento de costes que hay a todos los niveles: materiales, energía, coches, etc. Está afectando bastante a las empresas y a las familias.

-¿Cuál es la hoja de ruta para el desarrollo de esta iniciativa?

Lo primero, realizar reuniones con los ciudadanos, darles a conocer lo que es una comunidad energética. Es más una labor pedagógica sobre los beneficios de la comunidad energética. Una vez puesta en marcha la comunidad energética, tras su fundación, y que ésta comience su andadura, se trata de ver todas las posibilidades de colaboración con el Ayuntamiento e investigar los proyectos con los que podamos empezar a producir esa energía que vamos a gestionar en la comunidad energética.

-¿Cuándo podrán los vecinos y consumidores de Salar percibir alguno de los beneficios de una comunidad energética?

Empezarán a recibirlos en cuanto tengamos la capacidad de producir energía. Por ello el primer paso es poner en marcha la comunidad energética como herramienta para poder solicitar las ayudas y subvenciones con Fondo Europeo y a partir de ahí, empezar a producir energía para que los vecinos puedan empezar a percibir esos beneficios.

-¿Cuál es la apuesta de la corporación actual frente al cambio climático?

Nosotros estamos muy concienciados con el cambio climático y lo que está suponiendo para el planeta. Desde que iniciamos la andadura aquí, y ya vamos por la segunda legislatura, desde un principio apostamos por la eficiencia energética y por el consumo y el ahorro tanto a nivel de energía como de agua. Por ofrecer un dato: lo primero que hicimos cuando llegamos a gobernar al Proyecto Salar, fue el cambio a LED de todas las farolas del municipio, con el consiguiente ahorro. Apostamos por la descarbonización del municipio y la eficiencia energética: en los colegios, en el campo de fútbol, en el Ayuntamiento, y seguimos trabajando para conseguir sistemas más eficientes. Tenemos un proyecto con una inversión de casi 1.100.000€ para cambiar los sistemas de calefacción actuales por otros más eficientes tanto en el Ayuntamiento como en los edificios públicos, continuar con el cambio a LED en la iluminación de todos los edificios públicos, etc. Es una gran apuesta de este Ayuntamiento; seguir trabajando contra el cambio climático y todo lo que suponga ahorro energético, eficiencia energética y sostenibilidad.

-¿Qué le gustaría conseguir de las instituciones autonómicas y nacionales para estas iniciativas?

Sobre todo, nos gustaría conseguir esos fondos para llevar a cabo nuestros proyectos. Esperamos que salgan líneas de financiación para la comunidad energética a las cuales poder optar y conseguir. Sin ese apoyo de las instituciones autonómicas y nacionales, no podríamos avanzar con esta comunidad energética. 

De la mano de Green Cities, empresa especializada en ofrecer servicios integrales para las comunidades energéticas como nuevo modelo energético, la Jornada Informativa del día 14 contará con su Responsable de Proyectos D. Luis Mª Sánchez García, quien desgranará todos los detalles, objetivos, ventajas y retos de la iniciativa ciudadana SALAR ENERGÍA, orientada a potenciar el uso de las energías renovables y el autoconsumo eléctrico como medida principal para reducir la factura eléctrica de los hogares, empresas e instituciones del municipio.

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Las 6 claves para impulsar las comunidades ciudadanas de energía en el ámbito local

Atravesamos un momento excepcional en el ámbito energético. Por un lado se han venido desarrollando políticas innovadoras apostando por el uso de las renovables y por otro, por la descarbonización de nuestras ciudades y de nuestro entorno. 

Con los últimos movimientos geopolíticos, todos los aspectos relacionados con la energía y en consecuencia, también en la economía, están transformando el escenario energético a un ritmo vertiginoso. En la situación actual es importante tomar decisiones estratégicas que permitan paliar y mitigar los vaivenes globales vinculados a la energía.

La apuesta por la energía local y por el empoderamiento del usuario es clave para conseguir un modelo desarrollo 100% sostenible.

Con el objetivo de ayudar a las instituciones públicas a tomar decisiones que realmente sean efectivas, en colaboración con la Federación Nacional de Gestores Energéticos – FENAGE, hemos desarrollado e identificado seis claves estratégicas que ayuden tanto a los ámbitos políticos como a los técnicos a tomar las decisiones oportunas para impulsar un cambio de modelo energético.

1º CLAVE – El objetivo

Es muy importante identificar cuál es el objetivo real que se pretende alcanzar poniendo en marcha una comunidad energética local.

Las comunidades energéticas están orientadas a realizar una verdadera transformación en el comportamiento energético de los consumidores, es decir: buscan generar una relación y vinculación directa entre la forma de consumir, producir y gestionar la energía en todos sus procesos.

Participar o entrar a formar parte de una comunidad ciudadana significa asumir un modelo de comportamiento muy diferente al actual, en el que única y exclusivamente estamos preocupados por la factura mensual y su coste independientemente del origen energético, de la repercusión medioambiental, o de la implicación en nuestro entorno más cercano.

Es fundamental y prioritario que desde las instituciones se realice un proceso de análisis y definición de los verdaderos objetivos que se pretenden con esta iniciativa. Los objetivos pueden ser de ahorro económico y energético en las familias, en los comercios, en las pymes, en los edificios o en las propias instalaciones de ámbito público; pueden ser de reducción de la brecha tecnológica vinculada a la energía, de lucha contra la pobreza energética, o de una verdadera apuesta por el uso de las energías renovables y la descarbonización del municipio.

Tras un proceso de reflexión, es importante asumir el rol de liderazgo y estar identificado con la búsqueda de los objetivos deseados. Sin la implicación política y de la organización municipal, el desarrollo, expansión y viabilidad de una comunidad energética es prácticamente nula.

2º CLAVE: El alcance

Es importante tener identificado quién es el que puede o debe beneficiarse o participar de este tipo de iniciativas. Inicialmente una comunidad energética debe tener la capacidad de abarcar al mayor número posible de usuarios, ya sean familias, comercios, edificios, pymes industrias, edificios públicos o suministros municipales como el alumbrado o los grupos de bombeo.

En función del perfil al que principalmente esté destinada la comunidad energética, se deben orientar las acciones, los planteamientos técnicos, tecnológicos, económicos, sociales y de comunicación.

Este último punto es fundamental para conseguir trasladar a los futuros usuarios todas las ventajas y beneficios de formar parte de una comunidad energética local.

Para despejar este tipo de incógnitas y de posibles prioridades en estos grupos de interés, es fundamental detectar en los interesados su grado de inquietud en este tipo de iniciativas. Para ello recomendamos realizar inicialmente diferentes encuestas, análisis y caracterización de perfiles o comportamientos en los ámbitos comentados anteriormente ya que ello nos permitirá identificar tanto el grado de interés como el grado de necesidad.

Con un criterio claro e identificado el objetivo real de la comunidad energética, podremos dar los siguientes pasos.

3º CLAVE: El modelo

La mejor fórmula para poner en marcha una comunidad ciudadana de energía es la constitución de una asociación sin ánimo de lucro, en la que la institución tenga una participación activa y de liderazgo actuando como uno de los socios fundadores, y que el resto de los cargos, socios y usuarios estén abiertos a la participación de todos los interesados.

La fórmula de la asociación, además de ser la más económica, permite desarrollar todos los aspectos de gestión, dinamización y operación de una manera sencilla, segura, legal y participativa.

A través de la puesta en marcha de una asociación y con un objetivo muy concreto y centrado, hemos generado un vehículo que nos permite formalizar acuerdos con terceros que nos ayuden a gestionar el día a día de la comunidad energética, así como las tramitaciones vinculadas a la operación energética, los procesos de financiación o incluso la relación con las instituciones públicas o privadas para la cesión de espacios destinados a la autoproducción de energía de km0.

Existen otras fórmulas jurídicas para dar cobertura a una comunidad energética pero todas ellas requieren de unos mayores costes de operación y puesta en marcha, no siendo tan flexibles ni ágiles para fomentar la participación activa de todos los socios y usuarios.

4º CLAVE: La Organización

Una vez decidido que la fórmula legal para poner en marcha una comunidad ciudadana de energía es una asociación sin ánimo de lucro, es importante definir y centrar quiénes van a ser los socios fundadores y los diferentes tipos de socios o usuarios de la misma.

Es importante que los socios fundadores tengan un peso, un poder de liderazgo y de atracción suficientes como para incentivar la participación de todos los interesados del municipio.

Los estatutos de la asociación deben permitir la adhesión mediante el abono de una cuota reducida a quienes quieran formar parte activa de la asociación, y de manera paralela, crear la figura del Usuario de los servicios prestados por dicha asociación, que deben estar vinculados a acciones de empoderamiento frente a la energía, al impulso de las energías renovables, a la reducción de la brecha tecnológica, al acompañamiento energético o de cualquier otro tipo. Es decir: el vehículo de la asociación sin ánimo de lucro permite dentro de sus estatutos (si están bien definidos), dar cobertura a diferentes tipos de socios y diferentes tipos de usuarios.

Es importante contar con un asesoramiento especializado a la hora de dar forma y crear el marco que permita establecer cualquier tipo de derivada en la gestión organizativa de una asociación sin ánimo de lucro, intentando anticiparse a cualquier circunstancia que pueda darse derivada de la evolución del mercado de los socios o de los usuarios.

5º CLAVE: Las ventajas

 Muchas veces nos preguntan de cuánto puede ser el ahorro a recibir de una familia o un usuario, por participar en una comunidad energética. Lo primero que hay que destacar es que conseguir una única y exclusiva reducción en la factura energética NO es el objetivo fundamental, sino transformar la manera en que consumimos la energía buscando que la que realmente necesitamos sea de origen renovable y de km0.

El valor medio del ahorro que puede recibir o percibir una familia puede rondar el 30 o el 40% sobre su consumo actual que, vinculado al coste del kWh eléctrico actual, supone una importante diferencia.

Todos los usuarios que sean socios de la comunidad energética deben abonar una pequeña cuota de vinculación con la entidad: cifras mensuales entre los 6€ y 10€ para una familia, entre los 20€ y 30€ para una pyme o un comercio y entre los 50€, 60€ o 100€ para un edificio o una instalación terciaria como pueda ser un colegio o un hotel.

Participar en una comunidad ciudadana de energía tiene o puede tener otras importantes ventajas, más allá de la reducción de la factura energética.  Es posible que este tipo de iniciativas abran la puerta a reducciones fiscales en el ayuntamiento, a descuentos en los abonos de transporte o en el acceso a cualquier otro tipo de instalaciones o infraestructuras públicas, además de las consecuentes ventajas y beneficios de la reducción de las emisiones y la descarbonización del municipio.

Una comunidad energética basada y fundamentada en una asociación tiene unos gastos de operación y de gestión que mínimamente pueden rondar entre los 2.000 y los 2.500 € al mes, destinados a los procesos de información, gestión, supervisión de proveedores, tramitación con terceros, gestión de ayudas y subvenciones, reclamaciones y cualquier cuestión administrativa, jurídica o legal.

Hablamos además de que la puesta en marcha de una comunidad energética puede suponer la contratación y formación de un personal especializado en la gestión energética dentro del ámbito local.

Y de manera paralela, cualquier otro tipo de gasto ocasionado por las inversiones, mantenimientos o cualquier otra actividad, deberá ser sufragado por los socios, inversores, entidades financieras, por ayudas, por subvenciones o por cualquier otro medio que permita a la comunidad energética o a la asociación desarrollarse y expandirse lo máximo posible en la prestación de servicios hacia sus socios.

6º CLAVE: La generación

Para poner en marcha una comunidad energética y que realmente se pueda revertir la producción energética en aquellos socios o usuarios, es necesario disponer de una plantas de producción de energía fotovoltaica que, desarrolladas bajo fórmulas de autoconsumo compartido, permitan redistribuir esa producción entre todos los participantes.

Esas pequeñas plantas de producción pueden estar distribuidas en terrenos propiedad del ayuntamiento, en cubiertas de edificios municipales o incluso en cubiertas de edificios privados, siendo necesario para ello formalizar convenios, acuerdos o cesiones de espacio público entre las entidades y la asociación, convirtiéndose ésta en vehículo canalizador.

Una de las fórmulas más habituales es que el ayuntamiento, mediante una cesión de espacios y cubriendo todos los requisitos legales, puede ceder a una entidad legalmente constituida como es una asociación, cualquier espacio durante 20 o 25 años, dándole la responsabilidad de su mantenimiento o de una utilización específica para el ámbito establecido (que en este caso es la producción de energía renovable para el uso y distribución entre socios o usuarios del propio municipio), eliminando así cualquier vinculación con entidades privadas que buscan un beneficio económico.

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Desde GREEN CITIES hemos creado una Red de Partners en la que aglutinar a los diferentes profesionales del sector de la eficiencia energética; una auténtica red nacional técnica y comercial de empresas instaladoras con capacidad para ofrecer servicios integrales de gestión energética para el sector residencial. 

Gracias a este directorio web GREEN CITIES, los profesionales del sector pueden abrir un nuevo canal de comunicación con el que conocer nuevas oportunidades de negocio, generar sinergias y que su actividad trascienda diferenciándose de sus competidores, compartiendo experiencias y conocimientos, con el fin de garantizar un suministro energético de calidad. 

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Cada profesional del directorio contará con una ficha técnica en la que se mostrará la experiencia con la que cuenta, la labor que realiza y su zona de acción.  De este modo, los profesionales, además de tener la oportunidad de dar a conocer su perfil y actividad, generan mayor difusión y diferenciación respecto al resto de técnicos, e incluso pueden darse colaboraciones con otras empresas del mismo u otros sectores, fortaleciendo vínculos entre profesionales. 

Además, una de las mayores ventajas que proporciona pertenecer a esta red GREEN CITIES es la de recibir asesoramiento y soporte especializado por parte de técnicos y profesionales del sector.

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Entrevista a Laura Lamana, Abogada y Máster en Derecho Ambiental

Para profundizar y conocer de forma exhaustiva la creación y funcionamiento de las Comunidades Energéticas desde un punto de vista jurídico y legal, hoy contamos con la presencia de Laura Lamana, Licenciada en Derecho en la especialidad Jurídico-Económica, y Máster en Derecho Ambiental

Posee una muy amplia experiencia en los campos de asistencia jurídica a administraciones públicas y práctica jurídica, en derecho urbanístico, asesoramiento a entidades locales, derecho energético y medioambiental y contratación pública. 

Actualmente, es socia de Deurban Abogados.

 
¿Cuáles son los retos de las entidades municipales para impulsar las CEL?

Parece evidente que una de las principales actuaciones de los municipios en la mitigación del cambio climático, la lucha frente a la crisis climática y energética y la gestión más eficiente y sostenible de los recursos, es el apoyo, impulso y participación de una o varias comunidades energéticas en su municipio, junto a sus vecinos y con una clara voluntad de empoderamiento ciudadano en materia de energía.

 

¿Qué modelo jurídico se ajusta mejor al modelo de actividad de las CEL?

A mi juicio, y toda vez que la legislación exige una entidad jurídica sin limitar su forma, es acudir a una Asociación sin ánimo de lucro prevista en la Ley Orgánica 1/2002 del 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, así como en distintas normas autonómicas como la Ley 7/2007 del 22 de junio de Euskadi. Es una entidad con personalidad jurídica y amplia capacidad de obrar, responde directamente por sus obligaciones, con todos sus bienes presentes y futuros, y las personas asociadas no responderán personalmente por las obligaciones de la asociación inscrita. Además, su constitución y funcionamiento es sencillo.

¿Qué pasos debe seguir un Ayuntamiento para activar una CEL?

Los pasos pueden ser muy sencillos. El principal es la voluntad del municipio de contribuir a la constitución de una comunidad energética en su municipio. Lo siguiente es participar, como promotor, en la constitución de la Asociación que da cuerpo legal a la Comunidad Energética. Y por último, poner a disposición de la Comunidad  espacios públicos municipales, por ejemplo cubiertas de edificios municipales (mediante derecho de superficie de otra figura jurídica,) para la instalación de proyectos de generación de energías renovables.

¿Cómo se deben adecuar los espacios públicos para que puedan desarrollarse estos nuevos modelos? ¿Cómo son los procesos de cesión de espacios públicos para estas actividades?

Puede haber distintas formas, pero las más habituales son: la constitución de un derecho de superficie sobre inmuebles (cubiertas) o suelos de propiedad municipal, la cesión de suelo mediante concesión administrativa de uso privativo del dominio público, o mediante la constitución de un complejo inmobiliario urbanístico. En todo caso, deberá atenerse a lo regulado en las legislaciones bienes y patrimonio de las administraciones locales en cuanto al procedimiento, y sobre todo, la concurrencia pública reservada a este tipo de entidades si no cabe la cesión directa.

¿Qué riesgos tiene una entidad municipal frente a la puesta en marcha de estas iniciativas?

Ninguno, pues la Asociación es una entidad con personalidad jurídica propia. Los riesgos, a mi juicio, son más reputacionales y de lograr un buen funcionamiento, transparente, participativo y con un claro y marcado componente social y de empoderamiento ciudadano. Por ello, considero esencial que el Ayuntamiento mantenga una tutela activa durante la vida de la Comunidad, y que cuente con buenos profesionales en cuanto la gestión de la Asociación.

¿Está la ley suficientemente clara como para que puedan desarrollarse estos modelos?

No. Tanto las Directivas Comunitarias que regulan las Comunidades Ciudadanas de Energía como las de energías renovables y la legislación española que las trasponen, dejan una imperante amplitud al modelo a adoptar, que puede ser una cooperativa, una entidad mercantil o la que proponemos, la Asociación sin ánimo de lucro. 

¿Cómo ha evolucionado el ámbito municipal respecto a los temas energéticos en estos últimos años?

En muy poco tiempo, el interés municipal, la implicación y la voluntad de participar han crecido de forma más que importante. En este momento, con cuestiones como la crisis climática y energética, las políticas de la Unión Europea, los fondos Next Generation, la conciencia social y ciudadana, y las iniciativas legales para hacer frente a la escalada del coste de la energía, hacen que para muchos ayuntamientos, la energía, sea una prioridad en su políticas públicas

 

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Una solución incipiente pero eficaz.

Un informe editado por PwC y publicado por la Fundación Naturgy pone de manifiesto la escasa implantación de las comunidades energéticas en nuestro país. El estudio contabiliza 33 en España, mientras que otras regiones, como Alemania, rozan las 2.000

El informe ‘El papel del consumidor y la gestión de la demanda en la transición energética’ publicado por la Fundación Naturgy destaca que el autoconsumo, junto a los sistemas de almacenamiento y a la figura de los agregadores de demanda, serán «los principales mecanismos» con los que contará el consumidor para contribuir a la flexibilidad del sistema eléctrico y a la integración de las energías renovables.

El documento también revela que en España las comunidades energéticas están menos desplegadas que en otros países europeos. Por lo que PwC, a través de su responsable de Energía en área de Consultoría, Óscar Barrero, ha señalado «la necesidad de un modelo regulatorio que las contemple y la aparición de los modelos de negocio que las hagan viables».

Solo hay 33 comunidades energéticas, mientras que en otros países europeos rozan las 2.000

El informe de Fundación Naturgy señala al autoconsumo compartido y los agregadores de demanda como las principales herramientas con las que el usuario final puede contribuir a la integración de las energías renovables.

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El Gestor Energético y las CEL

De la mano de la Asociación Profesional Andaluza de Gestores Energéticos – Apadge y las empresas de administración de fincas se pone en marcha un proyecto piloto para impulsar la generación de comunidades energéticas locales y generar nuevos modelos de comportamiento y gestión energética.

Este proyecto se desarrolla para toda Andalucía gracias a la financiación de un proyecto Europeo gestionado por la Federación Nacional de Gestores Energéticos conjuntamente con varios socios colaboradores y está destinado al empoderamiento de las familias y su participación en la transformación del modelo energético actual.

El objetivo principal es desarrollar una metodología transversal que permita ayudar a las comunidades, a los administradores de fincas y a las familias a generar modelos de participación abierta en plantas de autogeneración eléctrica para un autoconsumo directo o dinámico.

Transformar el modelo energético pasa por equipar a los edificios de sistemas de autogeneración conectados a los consumos generales e individuales, por establecer acuerdos de reparto energético entre todos los participantes y por reducir la demanda energética.

Para el desarrollo de estos nuevos modelos es fundamental la figura del gestor/asesor energético como agente técnico dinamizador del ámbito energético y la figura del administrador de fincas por su papel de mediador o como gestor de los modelos de convivencia.

El proyecto incluye la realización de diferentes análisis técnicos, jurídicos y energéticos con el objetivo de establecer diferentes modelos de participación para que puedan ser aprobados por las familias y permitan desarrollar un modelo de gestión energética de “km0”.

Según los últimos estudios realizados por fuentes oficiales, el ahorro medio para una familia que participe en una de las llamadas “comunidades energéticas de autoconsumo” ronda el 20% anual sin tener en cuenta los posibles ahorros por la reducción de los consumos energéticos comunitarios.

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¿Cuáles son los retos de las CEL?

Hace unos días, el Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Bizkaia (CAF Bizkaia) entrevistó al Gerente de Stechome, Luis Mª Sánchez García, acerca de las Comunidades Energéticas, explicando y detallando qué son y los principales retos para llevarlas adelante.

También profundizó en las soluciones que Stechome brinda en este aspecto, las funciones que deben cumplir los administradores de fincas en estas cuestiones, y los retos imperativos para el impulso y desarrollo de estas comunidades.

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Las claves de una CEL

¿Qué diferencia a las comunidades energéticas de otros actores tradicionales?

Propósito: Los ingresos y beneficios de estas actividades se destinan principalmente a proporcionar servicios y beneficios medioambientales o socio-económicos a los integrantes de la comunidad local o al área local.

Propiedad y control: los integrantes del proyecto (ciudadanos, empresas micro/pequeñas/medianas o autoridades locales) participan y ejercen el control estratégico y de dirección de la comunidad energética.

Gobernanza: la toma de decisiones internas está basada en gobernanza democrática, asegurando que la “autonomía” de la comunidad se mantenga. Adicionalmente, las comunidades energéticas se prestan a colaboraciones público-privada-ciudadanas, modelo de gobernanza aún poco desarrollado en España

¿A qué retos se enfrentan las comunidades energéticas debido a sus diferencias con otros actores del mercado?

  • Dificultad para recaudar finanzas por adelantado de los ciudadanos, pymes o autoridades locales.
  • Falta de marco normativo definido.
  • Depender de voluntarios y profesionales de otros sectores diferentes al energético.
  • Escasa experiencia para resolver barreras administrativas para acceder al mercado.
  • La falta de proyectos hace difícil la participación en licitaciones.
  • Existe una complejidad a la hora de usar la gobernanza democrática y estrategias de relaciones locales.

El protagonismo de los usuarios para gestionar su propia energía

Estas comunidades son entidades jurídicas de participación totalmente voluntaria y abierta, donde el control efectivo lo ejercen miembros que pueden ser personas físicas, pymes o autoridades locales. El objetivo social por el que se rigen será ofrecer beneficios energéticos a la comunidad, de los que se derivan también importantes objetivos medioambientales, económicos o sociales hacia los miembros de la comunidad o de la localidad.

Las Comunidades Energéticas son organizaciones donde los miembros que forman parte se implican de manera directa en la planificación e implementación de las medidas que llevarán a cabo para la implantación de energías renovables en la producción, consumo y/o comercialización de energía eléctrica, térmica (calefacción), mecánica o combustible (biogás), así como en el desarrollo de medidas de eficiencia energética o de movilidad sostenible. Las comunidades utilizan, además, los recursos locales que tienen a su alcance y de los que pueden disponer (energía eólica, solar, biomasa, etc.). Con ello consiguen ser aún más autónomos y disminuir la dependencia de energía externa.

Las Comunidades Energéticas fomentan sobre todo el ahorro energético y contribuyen al desarrollo de la generación distribuida, a reducir enormemente la dependencia energética y cumplir los objetivos energéticos y medioambientales fijados para reducir el impacto medioambiental. ¿Qué más se puede pedir?

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Ventajas y beneficios de una CEL

Las comunidades energéticas pueden llevar a cabo múltiples actividades: producir, consumir, almacenar, compartir o vender energía. Un ejemplo de este tipo de actividades en las que se pueden basar, son el autoconsumo o la generación distribuida, que suponen un factor importante para el ahorro económico de muchas familias, especialmente para las más vulnerables, pudiendo de esta forma hacer frente a la pobreza energética. Además, se evita la dependencia sobre las compañías eléctricas convencionales y se aumenta la competitividad en la industria. Los beneficios ambientales son importantes, con una disminución de la energía consumida, un aumento de energía renovable distribuida o una reducción de los combustibles fósiles utilizados, así como los sociales, con el empoderamiento ciudadano, la creación de empleo local, la creación de un tejido comunitario o la reinversión de los beneficios de la actividad en los aspectos prioritarios para la comunidad. Como podéis ver, una mayor participación de la ciudadanía en el sector energético es crucial para el cambio y refuerza el papel de los ciudadanos y garantiza el derecho de acceso a la energía.

¿Cuáles son las principales actividades que se desarrollan en una Comunidad Energética?

  • Generación de energía que proceda de fuentes renovables.
  • Proporcionar servicios de eficiencia energética (incluyendo, por ejemplo, renovaciones de edificios).
  • Suministro, consumo, agregación y almacenamiento de energía y potencialmente distribución.
  • Prestación de servicios de recarga de vehículos eléctricos o de otros servicios energéticos.

¿Cuáles son los beneficios de la Comunidades Energéticas?

Beneficio medioambiental

En España, el problema de la dependencia energética es muy importante, siendo esta de casi el 70%. Además la reducción de las emisiones y la sustitución de energías por renovables fijadas para 2030 deben cumplirse y aún nos queda un largo trecho para que estos datos se materialicen.  Es aquí donde entran en juego las Comunidades Energéticas, suponiendo un importante cambio en el proceso de transición energética en nuestro país y en el resto del mundo.

Por ello las energías renovables y la eficiencia energética que se utilizan en estas Comunidades tienen esa implicación de “tecnologías limpias” que van a generar calor y/o electricidad sin usar combustibles fósiles y contaminantes. Ofreciendo de esta forma una alternativa limpia, autóctona, segura y cada vez más rentable, además de la gran contribución sobre la reducción de emisiones de gases contaminantes y el impacto negativo del cambio climático. 

Beneficio socio-económico

  1. Reducción de costes y de la dependencia energética: con estas medidas de eficiencia energética se disminuye la demanda energética y con el uso de energías renovables se reduce en consecuencia la demanda de combustibles fósiles. ¿El resultado? Una reducción de la dependencia energética y del coste de suministro energético para la comunidad o localidad.
  2. Facilitación de integración de energías renovables en el sistema a través de la gestión de la demanda
  3. Se fomenta la creación de empleo y se estimula el desarrollo de negocios locales relacionados directa o indirectamente con el sector de las renovables.
  4. Se añade un valor adicional a nivel local, ofreciendo la posibilidad de promover nuevas inversiones en la comunidad.
  5. Gran mejora de las condiciones de vida en las zonas urbanas y rurales.
  6. Mayor cohesión social.
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El itinerario del autoconsumo

Las placas fotovoltaicas empiezan a formar parte del paisaje rural y urbano español; también del empresarial o industrial. Tendencia que ha tenido su clímax en 2021. Porque, a juzgar por los datos preliminares de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa), se instalaron en el mercado hispano entre 1.200 y 1.400 MW de capacidad eléctrica asignada a placas solares. Más del doble de los 623 MW del año precedente. Aunque desde la patronal no se establece una línea divisoria nítida entre autoconsumo propiamente dicho y la mera conexión a la red de generación fotovoltaica, su director general, José María González Moya, avisaba hace unas fechas a The Objetive, que se conectaron a la red alrededor de unos 2.965 MW, que sumados a los de autoconsumo, daban como resultado 4.265 MW instalados en 2021. Si bien se encargaba de precisa que aún estaba por definir cuántos MW correspondieron a consumidores domésticos e industriales.

El recorrido entusiasta por el autoconsumo, en cualquier caso, empezó a gestarse en 2018 con la supresión del llamado Impuesto al Sol. Pero sigue atravesando una senda sinuosa de licencias administrativas con sobrecarga de aprobaciones por organismos autorizados y la todavía poco atractiva inversión inicial. La búsqueda de un aminoramiento de los desembolsos de instalación es uno de los focos de preocupación. Para espolear un capital que también es uno de los desafíos del autoconsumo y de los paneles fotovoltaicos a nivel internacional. Con objeto de reducir las tensiones inflacionistas sobre los precios de instalación y generar mayor competitividad. En este sentido, conviene recordar la recomendación que plantea la Comisión Europea de fijar un IVA mínimo del 5% -incluso con exenciones- en instalaciones de uso familiar. Las ayudas oficiales del Ministerio para la Transición Ecológica -a autoconsumo, almacenamiento y energías renovables térmicas- en el ámbito residencial. O los seis programas de fondos europeos que están dotados con 660 millones de euros, extensibles a 1.320 enfocados a servicios y sectores productivos. Con una hoja de ruta que persigue alcanzar los 9 GW de potencia instalada en 2030 de autoconsumo. Sin descartar rebasar los 14 GW bajo un escenario “muy favorable de alta penetración” que se podría crear si, como parece, las grandes superficies se afanan en conquistar este segmento del mercado. 

Asignaturas pendientes, resta en el tintero resolver críticos aspectos :

  • Imperante necesidad del reparto dinámico de los excedentes.
  • Necesaria reserva de cupo de capacidad de evacuación para todos los proyectos de generación distribuida que se quieran conectar.
  • Ampliación del límite de 500 metros entre los puntos de generación y consumo. Aunque una concatenación de instalaciones pueda esquivarlo, subsiste esta barrera para el autoconsumo compartido, figura sobre la que se asientan las Comunidades Energéticas.
  • A falta de una completa transposición de la Directiva UE 2019/944 del mercado interior de la electricidad permanece limitado el papel activo de los usuarios de las instalaciones y el uso de las redes por parte de las comunidades locales de energías renovables.